La Magia de la Alquimia
Un paseo por todo aquello que me gusta, me atrae y me inspira...
sábado, 4 de febrero de 2012
miércoles, 1 de febrero de 2012
"Caballitos"
CABALLITOS
Que instalen caballitos
en todas las calles,
que llenen de caballitos las ciudades.
Siglos
llevamos con el invento de feria en feria
sin descubrir su humanísima aventura.
Que celebren los novios
su viaje en los caballitos,
de caballito en caballito.
Que cada familia tenga sus caballitos,
¡todos en los caballitos!
Que los amigos
hablen y sueñen y discutan
dando vueltas en los caballitos.
En ellos celebren sus consejos los ministros,
mientras queden ministros,
y en ellos se reúnan los señores obispos,
naturalmente, revestidos
de señores obispos,
mientras queden obispos.
Los pobres subirán para reírse del mundo
y los ricos
¡que suban los ricos a los caballitos
mientras todos los aplaudimos!
¡Y los señoritos!
¡Que suban los señoritos!
Y que acudan todos los solitarios, todos los vagabundos.
Y el congreso de los diputados
será el congreso de los caballitos.
Y los empresarios ¡qué risa, los empresarios!
Que suban los empresarios con los asalariados,
mientras existan salarios.
¡Los salarios del miedo!
Y, venga: comités centrales,
mafias, sectas, castas, clanes, etnias:
¡a los caballitos!
Y los músicos con los guardabosques
y el alcalde y los concejales
con las verduleras y los panaderos.
¡Viva! ¡Viva!,
gritarán los niños cuando vean
que suben los Honorables.
¡Venga, Honorables!:
¡A los caballitos!
Vamos a la ciudad a subir a los caballitos,
dirán los monjes a sus abades.
Y los académicos:
que se reúnan los académicos en los caballitos
y que se cierren todas las academias.
¡Ah, si todos los filósofos hubieran subido a los caballitos!
Que instalen caballitos en las cárceles,
en los cuarteles,
en los hospitales,
en los frenopáticos
y que se fuguen todos
montados en los caballitos.
Y todos los jueces a los caballitos,
¡venga! ¡venga!: ¡A los caballitos!
¿Y nada de procesos y de sentencias!
¡Ya vale de juzgar los efectos y no las causas!
¡A los caballitos!
Y que todos los funerales
se celebren montados en los caballitos
al paso silencioso y tranquilo de los caballitos.
Es la nueva ordenanza,
es el nuevo precepto:
¡todos a los caballitos!
¡La cabalgata de los caballitos!
¡Hacia la confederación de todos los caballitos!
Hasta que todos fuéramos niños…
Jesús Lizano
Que instalen caballitos
en todas las calles,
que llenen de caballitos las ciudades.
Siglos
llevamos con el invento de feria en feria
sin descubrir su humanísima aventura.
Que celebren los novios
su viaje en los caballitos,
de caballito en caballito.
Que cada familia tenga sus caballitos,
¡todos en los caballitos!
Que los amigos
hablen y sueñen y discutan
dando vueltas en los caballitos.
En ellos celebren sus consejos los ministros,
mientras queden ministros,
y en ellos se reúnan los señores obispos,
naturalmente, revestidos
de señores obispos,
mientras queden obispos.
Los pobres subirán para reírse del mundo
y los ricos
¡que suban los ricos a los caballitos
mientras todos los aplaudimos!
¡Y los señoritos!
¡Que suban los señoritos!
Y que acudan todos los solitarios, todos los vagabundos.
Y el congreso de los diputados
será el congreso de los caballitos.
Y los empresarios ¡qué risa, los empresarios!
Que suban los empresarios con los asalariados,
mientras existan salarios.
¡Los salarios del miedo!
Y, venga: comités centrales,
mafias, sectas, castas, clanes, etnias:
¡a los caballitos!
Y los músicos con los guardabosques
y el alcalde y los concejales
con las verduleras y los panaderos.
¡Viva! ¡Viva!,
gritarán los niños cuando vean
que suben los Honorables.
¡Venga, Honorables!:
¡A los caballitos!
Vamos a la ciudad a subir a los caballitos,
dirán los monjes a sus abades.
Y los académicos:
que se reúnan los académicos en los caballitos
y que se cierren todas las academias.
¡Ah, si todos los filósofos hubieran subido a los caballitos!
Que instalen caballitos en las cárceles,
en los cuarteles,
en los hospitales,
en los frenopáticos
y que se fuguen todos
montados en los caballitos.
Y todos los jueces a los caballitos,
¡venga! ¡venga!: ¡A los caballitos!
¿Y nada de procesos y de sentencias!
¡Ya vale de juzgar los efectos y no las causas!
¡A los caballitos!
Y que todos los funerales
se celebren montados en los caballitos
al paso silencioso y tranquilo de los caballitos.
Es la nueva ordenanza,
es el nuevo precepto:
¡todos a los caballitos!
¡La cabalgata de los caballitos!
¡Hacia la confederación de todos los caballitos!
Hasta que todos fuéramos niños…
Jesús Lizano
del libro Novios, Mamiferos y Caballitos
domingo, 22 de enero de 2012
martes, 17 de enero de 2012
jueves, 12 de enero de 2012
Cuando seamos grandes...
Cuando seamos grandes,
no nos olvidemos que para las noches se hicieron los cuentos,
y los reyes magos, y los duendes buenos;
de que sólo hace falta cuando llega el sueño tener bien a mano la voz de un abuelo.
No nos olvidemos que en una vereda cabe un mundo entero,
de risas y ruedas, que no hay mar tan nuestro como el de la acequia,
que con dos pedales, de una bicicleta, lo que queda lejos siempre queda cerca.
No nos olvidemos de las maravillas que guardan adentro,
las cosas sencillas, los viejos cajones, la flor, la semilla.
La vida es un viaje y es cuestión de vida sentarnos al lado de la ventanilla.
Cuando seamos grandes va a ser muy bonito tener como amigos a los animalitos
y gritarles cosas y entender sus gritos,
y explicar los vuelos por el infinito
(los grandes no entienden a los pajaritos).
No nos olvidemos cuando seamos grandes que un beso
es un modo de quedarse en alguien,
que siempre es horario para acariciarse,
que el amor es todo, que ternura es madre,
que hay que estar temprano cuando se hace tarde.
Cuando seamos grandes no nos olvidemos de la fantasía,
del sol y los juegos, y lo cumpleaños,
y el circo viajero, los payasos tristes, los muñecos buenos,
la hermosa costumbre de decir: te quiero!
no nos olvidemos que para las noches se hicieron los cuentos,
y los reyes magos, y los duendes buenos;
de que sólo hace falta cuando llega el sueño tener bien a mano la voz de un abuelo.
No nos olvidemos que en una vereda cabe un mundo entero,
de risas y ruedas, que no hay mar tan nuestro como el de la acequia,
que con dos pedales, de una bicicleta, lo que queda lejos siempre queda cerca.
No nos olvidemos de las maravillas que guardan adentro,
las cosas sencillas, los viejos cajones, la flor, la semilla.
La vida es un viaje y es cuestión de vida sentarnos al lado de la ventanilla.
Cuando seamos grandes va a ser muy bonito tener como amigos a los animalitos
y gritarles cosas y entender sus gritos,
y explicar los vuelos por el infinito
(los grandes no entienden a los pajaritos).
No nos olvidemos cuando seamos grandes que un beso
es un modo de quedarse en alguien,
que siempre es horario para acariciarse,
que el amor es todo, que ternura es madre,
que hay que estar temprano cuando se hace tarde.
Cuando seamos grandes no nos olvidemos de la fantasía,
del sol y los juegos, y lo cumpleaños,
y el circo viajero, los payasos tristes, los muñecos buenos,
la hermosa costumbre de decir: te quiero!
viernes, 6 de enero de 2012
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