lunes, 23 de mayo de 2011


DE COMO EL VIEJO TONTO REMOVIÓ LAS MONTAÑAS

Las montañas Taihang y Wangwu tienen unos setecientos li de contorno y diez mil ren de altura.
Al norte de estos montes vivía un anciano de unos noventa años al que llamaban El Viejo Tonto. Su casa miraba hacia estas montañas y él encontraba bastante incómodo tener que dar un rodeo cada vez que salía o regresaba; así, un día reunió a su familia para discutir el asunto.
--¿Y si todos juntos desmontásemos las montañas?—sugirió--. Entonces podríamos abrir un camino hacia el Sur, hasta la orilla del río Hanshui.
Todos estuvieron de acuerdo. Sólo su mujer dudaba.
--No tienen la fuerza necesaria, ni siquiera para desmontar un cerrejón—objetó--. ¿Cómo podrán remover esas dos montañas? Además, ¿dónde van a vaciar toda la tierra y los peñascos?
--Los vaciaremos en el mar—fue la respuesta.
Entonces El Viejo Tonto partió con sus hijos y nietos. Tres de ellos llevaron balancines. Removieron piedras y tierras y, en canastos las acarrearon al mar. Una vecina, llamada Jing, era viuda y tenía un hijito de siete u ocho años; este niño fue con ellos para ayudarles. En cada viaje tardaban varios meses.
Un hombre que vivía en la vuelta del río, a quien llamaban El Sabio, se reía de sus esfuerzos y trató de disuadirlos.
--¡Basta de esta tontería!—exclamaba--. ¡Qué estúpido es todo esto! Tan viejo y débil como es Ud. No será capaz de arrancar ni un puñado de hierbas de esas montañas. ¿Cómo va a remover tierra y piedras en tal cantidad?
El Viejo Tonto exhaló un largo suspiro.
--¡Qué torpe es Ud.!—le dijo--. No tiene Ud. ni siquiera la intuición del hijito de la viuda. Aunque yo muera, quedarán mis hijos y los hijos de mis hijos; y así sucesivamente, de generación en generación. Y como estas montañas no crecen, ¿por qué no vamos a ser capaces de terminar por removerlas?
Entonces El Sabio no tuvo nada que responder.

Lie Zi

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